Friday, September 02, 2005

El Último Visón Antártico



-¡NUNCA VAS A ESCAPAR DE MÍ! ¿ENTENDISTE, MI CHIQUITA? ¡NUNCA!!! ¡PORQUE SOY TU REINA!!! ¿ME ESCUCHASTE?
-S-s-sí, pero no me lastime, por favor!!!
-Eso va a ser difícil de evitar, mi tesoro... -sonrió Lady Spanker con ternura.

Todo había ocurrido demasiado rápido. Hace cinco minutos, Inge era la más fiel a la cusa de las terroristas ecológicas. Su pequeño pero decidido grupo estaba por lanzar la venganza más irónica imaginable contra las amantes de las pieles.

-Es el último de estos dulces animalitos- les había explicado el célebre científico loco gay Hans Steiner señalando al visón antártico que los peligrosos extremistas habían logrado rescatar de la muerte -, ¡pero las frívolas asesinas que ayudaron a acabar con su especie sufrirán su justo castigo! Gracias a mis conocimientos de genética, he convertido al visón en una enorme y musculosa máquina humanoide de matar - Steiner se relamió contemplando los viriles y marcados músculos del visón - ¡Hoy mismo lo soltaremos y desatará la masacre!

Entonces una visión de ensueño entró sorpresivamente a la habitación. ¡Lady Spanker, la justiciera en cuero, estaba sobre ellos! Los ojos del pequeño grupo no podían creer que su Némesis se había atrevido a llegar ataviada en un espléndido tapado de piel natural, y enfundada en un exótico y aromático atavío de cabritilla negra y ceñida. ¡La hermosa justiciera estaba provocándolos!

Por supuesto, paralizados por la sobrenatural sensualidad de nuestra heroína en ningún momento se les pasó por la cabeza enfrentarla. De hecho, Robert, el más joven, árrojó al instante sus ideales por la ventana y decidió - con lágrimas en los ojos - que su única opción era arrojarse a los pies de la heroína.

¡Rápida como un rayo, Lady Spanker entregó su tapado de piel a Inge con un susurrante "cuídamelo, mi chiquita", se retocó los labios, ajustó sus ceñidos guantes de cuero por arriba del codo y, sospechando que Robert iba a atacarla, se arrojó sobre él, abofeteándolo salvajemente y clavándole sus tacos con justificada crueldad en todo el cuerpo! La lucha fue sangrienta, aunque más que nada producto del apasionamiento de nuestra heroína, ya que Robert no se atrevió a mover un dedo para defenderse. ¡Su adoración por la hermosa mujer era tan grande que prefería morir en sus manos antes que contrariarla! Lady Spanker no pareció notar ese hecho y continuó lastimándolo poseìda por la furia ya que un montón de mujeres distinguidas, inocentes y amantes de las pieles estaban en peligro. Sólo se detuvo, cuando su inmteligencia superior le indicó que su vìctima ya no presentaba amenaza, para calzarle a su contrincante un par de zapatos de taco alto, mientras pronunciaba algunas frases burlonas: "Qué linda NENA con esos zapatos... Mmmmh, a la pobre nenita no le gusta que maten animalitos para que las mujeres ricas y elegantes nos veamos sexys... ¿Sabes lo que creo?"

Lady Spanker hizo un pequeño alto, encendiò un cigarrillo colocado en su larga boquilla... ¡Y comenzó a abofetearlo nuevamente y a arañarlo con furia, especialmente en los lugares de su rostro donde habìa clavado sus afilados tacos! "¡Creo que la nenita no sabe nada de nada! ¡La nenita necesita que le explique que NADA es más importante que la elegancia de sus REINAS, o mejor dicho SU REINA: YO!!!". De nada servía que el peligroso terrorista intentara explicarle, con lágrimas en los oos, que lo habìa entendido desde el momento en que la había visto, que la amaba por sobre todas las cosas y que era su prisionero y su esclavo; Lady Spanker no pensaba detenerse, ya que era una mujer de voluntad de hierro... Y además lo estaba pasando en grande...

¡Pero un nuevo peligro acechaba a nuestra heroína! El sexto sentido de Lady Spanker le indicó que ahora debía ocuparse de Brent, el líder de la banda, que había salido de su parálisis inicial y - a pesar de la increíble atracción que la justiciera en cuero le provocaba - sentía que debía defender la causa... Aunque sus principios estaban tambaleando un poco al ver lo bello que el atavío de cuero, de cuero arrancado a animales inocentes, le sentaba a la bellísima mujer. ¿Podía algo tan hipnótico y atractivo ser malo?

Lády Spanker se relamió, pensando en lo que seguía, y luego de darle la ùltima bofetada a Robert lo abandonó, envuelto en llanto y rogando por màs golpes, pero llorando por favor que no lo deje. Nuestra heroína rió cruelmente, gozando del sufrimiento de su contrincante y se enfrentò a su nuevo rival, que se acercaba algo tímidamente y balbuceando palabras que pretendìan ser duras.

Brent era el terrorista màs peligroso y duro del planeta. Habìa enfrentado mil peligros y tenía mil cicatrices. Pero no era rival para nuestra heroína, que se limitó a aspirar el humo de su boquilla y lanzar su mirada más dominante: Una mirada que decía "Mami está muy enojada, chiquito. A Mami no le gusta que sus chiquitos estén opinando sobre cómo se viste... Y vas a tener que transpirar MUCHO para que a Mami se le pase el enojo..."

Alcanzó con esa mirada para que el peligroso cabecilla se arrojara, llorando y pidiendo perdón, a sus pies, y luego de quitarse la ropa para demostrarle su vulnerabilidad, procediera voluntariamente a lamer sus botas, sus botas de cuero, de cuero arrancado a animalitos indefensos... Lady Spanker, acostumbrada a este honor, se limitó a sonreir complacida y arrogante...


Con el líder de la peligrosa organización COMPLETAMENTE DOMINADO, a Lady Spanker sólo le quedaba una enemiga por vencer: la peligrosísima Inge.

La muchacha estaba paralizada ante el combate que había pesenciado, y tampoco se atrevía a desafiar la autoridad de la Justiciera en Cuero. Por otra parte, luego de sostener el tapado de piel de zorro de Lady Spanker, el exquisito aroma natural que despedía la tenía completamente embriagada, lo mismo que la placentera suavidad al tacto que presentaba, así que había comenzado a dudar de sus ideales. Lady Spanker comprendió la lucha interna que ocurría dentro de la muchacha y se acercó con una sonrisa maternal.

La abrazó con ternura y apoyó su cabeza ensus voluptuosos senos, al tiempo que acariciaba sus nalgas y le explicaba, con voz susurrante y comprensiva, que entendía perfectamente lo que le ocurría. Que si ella fuera tan fea y de una condición social tan inferior, también odiaría las pieles, ya que nunca estarían a su alcance, y aunque así fuera nunca le sentarían tan bien, como, por ejemplo... Bueno, a la propia Lady Spanker! Continuó hablándole sobre su inferioridad hasta que la muchacha, convencida de cada una de las palabras de nuestra heroína, estalló en sollozos. Lady Spanker no pudo evitar, al verla tan indefensa y triste, PEGARLE UNA DOLOROSA NALGADA!

Pero luego continuó intentando consolarla, y le prometó que a pesar de no merecerlo por su maldad, siempre habría un lugar para ella bajos sus tacos altos, o trabajando de sirventa en su palacio. El corazón de Inge se hinchó de gratitud, y apenas notó que Lady Spanker la hacía inclinarse sobre una banqueta, mientras extraía una larga fusta del interior de su laro vestido de cuero. Nuestra heroína continuó hablándole de la suerte que tenía de estar a sus pies y así poder reencauzar su vida, y sin ningún aviso COMENZÓ A AZOTARLA CON VIOLENCIA!

SNAP!!! SNAP!!! SNAP!!! Los azotes resonaban con eco en la guarida de los terroristas, lo mismo que los gritos de dolor de la indefensa muchacha... y las carcajadas de Lady Spanker. El tormento duró alrededor de una hora y media, durante la cual los otros enemigos de Lady Spanker se limitaron a observar entre excitados y celosos por la atención que la Justiciera en Cuero le brindaba a Inge. Cuando la maravillosa mujer acabó - en más de un sentido y varias veces -, se arrojó sobre Inge, cuya resistencia e independencia estaban absolutamente quebradas, y le explicó que cuando su misión terminara, debía presentarse en su Palacio para hacerse cargo de sus nuevas tareas...

Entonces sintió un débil carraspeo: Hans Steiner, temblando de miedo ante la heroína, pero lleno de odio por la belleza y feminedad que él nunca tendría, anunció con la vos quebrada:

-¡N-no has ganado, Lady Spanker! ¡Morirás víctima de tu propia frivolidad!

Acto seguido, bajando una palanca, la puerta de una enorme jaula se abrió. Peludsita, el gigantesco visón que luego de un largo y doloroso tratamiento genético se había convertido en un enorme y viril visón humanoide se arrojó sobre Lady Spanker, sediento de sangre y muerte. La justiciera en cuero, sonriendo maliciosamente y sin agitarse, se dio vuelta y exhibió su cuerpo escultural y perfecto a la pesadillesca criatura, mientras lo desafiaba con voz dominante y sensual:

-Mmmmhhhh... Pero qué bichito tan cuchi cuhi... ¿EN SERIO TE ATREVERÍAS A HACERLE DAÑO A TU REINA?

La bestia se detuvo, confundida e hipnotizada por las imponentes curvas de Lady Spanker, lo mismo que su autoritaria voz... Gruñó a pesar suyo, intentando convencerse de la misión que Steiner le había encomendado luego de meses de lavado de cerebro... Y luego bajó la cabeza para que la hermosa mujer lo acariciara.

-Así me gusta, mi bichito... - susurró burlonamente Lady Spanker mientras lo acariciaba con condescendencia. Luego, echando una mirada tierna y cruela a los demás, comenzó a acariciar sus partes con su mano enguantada, haciéndolo gemir con desesperación, ya besar su orejita y su musculoso cuello... Para luego susurrarle una orden al oído.

Dos minutos después, el cadáver destrozado de Hans Steiner daba sus últimos estertores. Sus últimas palabras fueron "Lady Spanker, a pesar de todo, a pesar de haber odiado a las mujeres toda mi vida, yo... La amo..."

Lady Spanker recpmpensó a Pelusita con dos palmadas maternales y tomó asiento, ubicándolo a sus pies. Parecía una reina salvaje custodiada por un león completamente dominado. El resto de sus esclavos se acercó de rodillas, esperando instrucciones. Lady Spanker miró a los ojos a Pelusita, que inmediatamente comprendió cuál sería su última misión. Con los ojos humedecidos, se alejó unos pasos y se acercó a los ex terroristas, ofreciendo su cuello. Lady Spanker dejó escapar un jadeo de excitación por la completa dominación que observaba en la criatura y extrajo de entre sus botas una fina y afilada daga, y la extendió a sus adoradores.

Estos parecieron no comprender al principio. Luego abrieron los ojos horrorizados, y miraron a Lady Spanker con ojos suplicantes, pidiendo cualquier otra misión... Pero nuestra implacable heroína endureció su mirada, amenazando con perder la paciencia ante esta duda. Entonces, Inge tomó la daga, llorando, y diciendo palabras de adoración y amor desesperado, aceptó el encargo sin dudarlo.

Al día siguiente, Lady Spanker causó sensación en el Teatro de la Opera con su maravilloso nuevo tapado de visón, negro, tupido y brillante. Cuando la función terminó llevó a su acompañante a su mansión, donde luego de azotarlo hasta la agonía le exigió que le comprara un tapado nuevo, ya que el que tenía la había aburrido.

En cuanto a los ex terroristas, viven en un estado perpetuo de semi-locura y añoranza, confeccionando pieles para Lady Spanker, con animales que llos mismos matan. Ella los visita cada tanto para llevárselas, aunque a veces se queda un rato burlándose de ellos, o eventualmente retándolos y pisoteándolos con sus tacos de aguja cuando las pieles no son de su agrado.

La Infinita Bondad de Lady Spanker


La nueva sirvienta de Lady Spanker no se atrevía a decirle que sus besos y caricias la ponían incómoda; tenía además la sensación de que sería imperdonablemente ingrato rechazar las atenciones de una mujer tan increíblemente sexy y distinguida, así que aceptaba sus diarias muestras de afecto (a pesar de que desde hace días ya habían superado lo que sus padres considerarían un trato decente...)

Ese día, sin embargo, estuvo a punto de reaccionar, ya que su ama comenzó a tratarla de un modo algo rudo y violento, tal vez llevada por el entusiasmo.Sus divinas manos enguantadas cubrieron su boca y su nariz, impidiéndole respirar cómodamente. Aunque esto la alarmó, no fue hasta escuchar las risillas inquietantes de su Reina que sintió verdadero terror...

Descubrió entonces que aunque intentara resisitirse con todas sus fuerzas era sólo una chiquilla indefensa en comparación con la altura y energías de la voluptuosa mujer. Entonces escuchó, dominada por el miedo, los susurros burlones de su Ama, que le explicaba que debido a su extraordinaria belleza, riqueza y posición social, estaba en condiciones de dejarla sin vida sin el menor temor a una represalia, o siquiera a una sanción moral... Por el contrario, su encantadora y dominante personalidad le permitiría obligar a cualquiera a aceptar como justas cada una de sus acciones, incluso el asesinato. Le explicó también que existìa toda una porción de la sociedad que ella mantenía hechizada con su belleza y que consideraba que era una verdadera heroína, a pesar de ser la mujer más cruel y malvada del mundo, y que se divertía abusando de este poder... Se deleitó especialmente con el dominio que ejercía sobre el hombre que narraba sus aventuras y a quien atormentaba a diario física y mentalmente, a pesar de lo cual la adoraba por sobre todas las cosas.

Cuyando la pobre sirvienta estaba apunto de perecer envuelta en lágrimas, Lady Dpanker la liberó riendo, diciéndole que bromeaba. La pobre muchacha se lanzó sobre sus botas de taco alto, lustrándolas con sus lágrimas y agradeciéndole por permitirle vivir y ser su esclava. Lady Spanker dejó que la niña se humillara duarnte algunos minutos y luego le ordenó que le alcanzara la fusta.

Lady Spanker pasó luego una tarde exquisita, escuchando los gritos de su sirvienta y contemplando sus nalgas cada vez más amoratadas, y sintiéndose satisfecha por su buen corazón...