Wednesday, August 05, 2009

Fantasía 2

Ella decidió que el segundo encuentro sería en un bar, diez días después. Completamente hechizado como me tenía, acepté sin chistar, aunque la espera y la ansiedad se me hicieron insoportables, imaginando la cantidad de otros hombres a los que estaría sometiendo en el interín (cosa que me hacía hervir de celos y al mismo tiempo me excitaba terriblemente).

Estoy en el bar que eligió, el clásico bar "de trampa" envuelto en penumbra y con muchos reservados. Sin embargo me siento en una mesa central, sin pensar demasiado.

A los cuarenta minutos, consumido por la espera y sin atreverme a pedir nada, llega ella. La encuentro aún mas espectacular que en nuestro encuentro anterior. Tiene un tapado de cuero ceñido al cuerpo, que resalta sus curvas imposibles. Lleva el pelo azabache recogido, el rostro mortalmente pálido y los labios color rojo furioso. Por supuesto, de las mangas de su tapado asoman sus relucientes guantes largos y lleva su boquilla en alto.

Se sienta a mi lado, moviendo su espectacular culo graciosamente, intentando acomodarlo correctamente en el centro de la silla, y echándome una mirada devoradora de reojo me ofrece su mano para que se la bese. "Hola, chiquito... Quiero champagne". Obedezco. "Seguí besándome", vueve a ordenar, así que sigo besando su preciosa mano enguantada, sin atreverme a soltarla. Ella aspira el humo de su boquilla, mirándome con los ojos entrecerrados. Me pregunta cómo estoy y no me alcanzan las palabras para contarle el Amor que siento por Ella. Sonríe satisfecha, aunque sin bajarse un centímentro de su pedestal.

Le pregunto cómo está. Y comienza a seducirme, con voz sensual y susurrante: "Mmmhhh, re excitada y... Muy MALA, chiquito... (Lanza una risilla) Vengo de ver a mi ex... Fui a dejarlo, porque, mmmmhhh, ya tengo otro chiquito, ¿no?", ronronea, acariciándome el mentón maternalmente.

Me quedo boquiabierto. No pensé que podía significar algo así para ella. Vuelve a ofreecerme su mano y se la beso apasionadamente, lleno de gratitud y luego de exhalar el humo con sensualidad, continúa contándome: "El pobrecito me había comprado un tapado de piel, pensando que con eso podía cambiar de parecer... El tapado me lo quedé porque era precioso, pero cuando trató de abrazarme me tuve que poner firme, y ya sabés lo que eso quiere decir." Asentí, con un escalofrío corriéndome por la espalda. "Le di una bofetada, re enojada, y después, ya un poco excitada, riéndome como loca, le bajé los pantalones y le di unas nalgadas con su propio cinturón hasta que le dejé el culo todo colorado y casi sin fuerzas... Entonces, mmmmhhh (vuelve a aspirar el humo de su boquilla) le vi la carita de desconsuelo, llorando y tan indefenso que me lo RE COGÍ por última vez, hasta dejarlo totalmente agotado. Para que no se olvide de mí NUNCA"

Lanza otra risilla. De nuevo siento celos, aunque no me atrevo a demostrarlo. Y al mismo tiempo tengo una erección insoportable. Entonces sonríe, deleitándose con lo que me pasa y continúa: "Claro que eso no me alcanzó, ¿sabés? Nunca me alcanza... Soy muy mala... Muy putita... Así que vine con la conchita re caliente, y con ganas de hacerte COSAS Cosas MALAS..." Gira hacia mí, algo que no esperaba, se acerca como para marearme con su exquisito aroma a perfume y cuero y empieza a acariciarme el muslo, casi rozando mi erección. "Estás tan LINDO... Tengo tantas ganas de APROVECHARME DE VOS... Mmmmhhh, te voy a LASTIMAR TANTO... ¿Estás seguro de que te querés quedar, muñeco?"

Asiento tímidamente, aunque algo atemorizado. Sonríe: "Igual, mi amor, no te iba a dejar escapar... Que te quede claro que cuando un chiquito cae en mis garras es difícil que se pueda ir, ¿sabés?" Intento asentir pero me rodea con uno de sus brazos y me da un chupón de cinco minutos, mordiéndome y llenádome de lápiz labial, mientras me clava las uñas del pecho (que se sienten incluso bajo sus guantes). Me deja sin aliento. Cuando me suelta, jadeante y con los ojos cerrados de excitación, susurra: "No creo que me aguante hasta casa, cariño... Tengo ganas de... No sé, de pajearte, darte muchos besos y pegarte en la cola, llenarte de marcas y pisotearte... Por favor, vamos a un reservado YA MISMO..."

Le indico al mozo que vamos a cambiarnos de mesa. Ella me lleva de la mano hasta el reservado, contoneando el culo delante de mí descaradamente. Entro totalmente caliente, pero pensando que tal vez no salga vivo de allí. Y no me importa.

Me siento a su lado sin saber muy bien qué hacer, pero por suerte ella lo tiene muy claro. Me agarra del pelo y la ropa y me empuja violentamente ontra el rincòn del reservado, y luego se arroja sobre mí, besándome salvajemente. La escucho jadear muy excitada mientras refriega su sexo contra el mío. Está totalmente fuera de control. La veo por primera vez entregándose por completo a su poderosa sexualidad, disfrutando de su calentura y dejándose llevar por la pasión, gimiendo, jadeando y ronroneando sin parar. En realidad, me inquieta más verla así que cuando decide torturarme y dominarme, ya que no sé de qué será capaz en este estado.

Pronto lo averiguo. Se sienta frente a mí, abriendo su tapado. No tiene bombacha y empieza a tocarse con su dedito enguantado, al tiempo que me manosea el bulto llevándome al límite, y felxionando una de sus increíbles piernas empieza a clavarme el taco de quince centímentros en todo el cuerpo. "Te voy a llenar de marcas, putito", me susurra entre jadeos. "Si te quejás, me levanto y me voy, ¿escuchaste?"

La amenaza aumenta el nivel de mi excitación y siento que mi cuerpo arde, lo que aumenta mi sensibilidad y al mismo tiempo convierte la tortura en un asfixiante placer. Se me escapa un quejido y me clava una mirada muy severa. Siento miedo, miedo de que decida irse y no verla nunca más. Pero decide darme una lección, eleva su pierna y me clava el taco en los labios. "¡Te dije que no te quejes, chiquito! Voy a tener que meterte el taco en la boca para no tener que escucharte llorar como un a nenita!" Y lanzando una carcajada sexy, sin dejar de tocarse ni tocarme me mete el taco en la boca. "Lamelo, chiquito! ¡Dejámelo brillante!", ordena. Paso mi lengua por su maravilloso taco, que ella introduce y saca de adentro de mi boca, como si me violara, y se ríe de mi dolor y mi absoluta obediencia. "¡Así me gusta, chiquito! Tenerte completamente dominado", jadea mientras alcanza su primer orgasmo y se besa su propia mano enguantada.

Gime y me lanza una mirada devoradora, con los ojos entrecerrados. Pero el orgasmo no la tranquiliza. Muy por el contrario, la hace desear otro, y quiere conseguirlo como sea, así que me da otro largo y excitante chupón, se sube arriba mío y mete mi enorme erección dentro suyo. Saca un espejito y un lápiz labial de su bolso y se retoca los labios, mientras empieza a mover la pelvis lentamente, apretando mi sexo como para que no me escape. Verla tan sexy, tan superior y frívola, cogiéndome mientras se pinta los labios me excita más allá de lo que imaginaba. Luego sube y baja, nuevamente excitada y gritando sin pudor. Por un momento pienso si vendrán a decirnos algo. Ella lo percibe y me abofetea. "¡Mirame a Mí, chiquito! ¡Soy lo único que te tiene que importar!" Musito un tímido "sí", pero lamento mi distracción. Abofetearme la ha excitado tanto que continúa, pegándome con la palma y el dorso de su preciosa mano mientras sigue cogiéndome salvajemente.

Alcanza dos orgasmos seguidos, acariciándose el pelo y las tetas. Mientras resuella, vuelve a mirarme relamiéndose. "Mmmmhhh, qué chiquito más bueno, pero recién estoy empezando". Me sienta en su regazo, como había hecho en su departamento, y me somete a la tortura de sus caricias, siempre amenazándome con irse si acabo, y contándome las cosas que suele hacerle a sus amantes y esclavos, mientras me besa, me clava los dientes en la boca y el cuello y restriega sus tetas contra mi cuerpo. Su perverso juego dura unos cuarenta minutos y la sensación en mis testículos es insoportable. Entonces mientras me roza atodo lo largo del pene con sus dedos , me habla con una voz terriblemente sedosa y dulce, diciéndome "¿Vas a ser bueno con tu Dominique?"

Su voz, más el escuchar su precioso Nombre y sentir su caricia mortal es demasiado para mí y acabo. Ella finje escandalizarse y dice que soy un atrevido y que pude ensuciar sus guantes, pero con una sonrisa me da a entender que todo el tiempo estuve bajo su control. De cualquier modo anuncia que deberá castigarme; me da vuelta sobre sus rodillas, como un muñeco sin fuerzas, y me nalguea lentamente, pero con mucha intensidad. Acabo de tener mi orgasmo, asì que todo mi cuerpo está terriblemente sensible, y me pongo a llorar. Ella vuelve a sonreir escandalizada, pero no puede ocultar un nuevo orgasmo, y mientras se burla de mis lágrimas me azota con toda la crueldad de la que es capaz. Nunca sentí algo así. Me siento totalmente en sus manos. La amo.

Sólo pegándome acaba una vez más y entonces me abraza y me besa, consolándome. Y me susurra: "Mmmmhhh, iba a llevarte de nuevo a mi departamento para seguir lastimándote, pero..." Intento protestar y me pone el dedito en los labios. "Dejame seguir... Esto fue maravilloso. Es mejor que lo dejemos así por hoy. En algunos días te llamo, y entonces vas a tener que decir que tenés una emergencia y venir a verme. Y te voy a seguir haciendo de todo." Percibe mi inquietud. "No te preocupes, mi tesoro, creeme que nunca conocí un chiquito tan obediente como vos... Así que me muero de ganas de seguir dominándote." Me besa mortalmente, se chequea en el espejo, me lanza otra sonrisa y se va.

La adoro con toda mi alma y mi corazón. No sé si aguantaré la tortura de la espera.