Sunday, March 14, 2010

Pasamos una noche divina en el living de mi departamento, bebiendo champagne y comiendo sushi. Me deleito en ver cómo no me sacás los ojos de encima, y es que me veo irresistible: Llevo un vestido de cuero muy ajustado y escotado, botas de taco aguja y mis largos guantes de cuero por arriba del codo. Pero además de seducirte con mi evidente belleza, me muestro divina y encantadora todo el tiempo, toda risas y sonrisas, contándote mi vida, enamorándote y lanzándote pequeñas señales: roces "casuales", mi mano enguantada apoyada por segundos en tus hombros y tus muslos, mohines, el humo lanzado con sensualidad a tu rostro. Siento tu fuerte contextura física, que me encanta, aunque no por lo que vos creés. No, mi tesoro, me encanta porque estoy ansiosa de convertir a un hombre tan imponente y maduro como vos en mi putito indefenso y obediente.

Y ahora que veo tus ojitos enamorados y estás a punto de caramelo, vuelvo a sonreír y, de la nada, te digo "Cielo, quiero que hagas algo por mí. Sacate los pantalones y los calzoncillos". Te quedás sorprendido unos segundos. Por un lado no podés creer tu suerte y por otro es obvio que no estás acostumbrado a recibir órdenes. Claro que eso va a cambiar en poco tiempo.

Mientras te desvestís, algo incómodo porque no esperabas un pedido así, te miro con mi mayor cara de puta mientras pienso en todo lo que te voy a hacer. Y luego, dando unas palmaditas en mis rodillas, te digo que te coloques en mi regazo. Algo dubitativo, te acercás, como para sentarte y empezás a decir algo, pero no llegás a terminarlo porque te agarro del pelo y te tiro sobre mis rodillas boca abajo: "¡No, a upa por ahora no, mi amor! ¡Así!" "Pe-pero, ¿para qué?", tartamudeás por primera vez en la noche. "¿Y para qué va a ser, mi chiquito?" -te digo "chiquito" por primera vez en la noche, mientras acaricio tu cola como para estudiar sus dimensiones- "Ya que nos estamos conociendo mejor,me parece bien que te explique desde el principio cómo son las cosas conmigo", y te doy el primer chirlo, un chirlo fuerte y sonoro. "¿Entendéees?", te susurro entre sensual y amenazadora.

Balbuceás un poco, buscando cómo explicar que no te gustan esa clase de cosas, que tal vez me he equivocado y que... "¡El equivocadito sos vos, mi putito", le digo entre indignada y divertida mientras lo agarro del pelo. "¡Yo no me equivoco NUNCA! ¿Cómo te ATREVÉS?", y me río mientras arranco con una lluvia de chirlos que ya no paran. Desde luego, tu presencia física podría permitir que te resistas y hasta que te vayas. Pero... Te quedás, a pesar de que es obvio que te duele. ¿Por qué será? Como es hora de que empiece a abrirte los ojos,te lo hago notar. Me encanta porque enseguida amagás cierta resistencia, casi una señal para que te tire del pelo lo más fuerte posible, y te arranco unas lagrimitas; imagino que por el dolor, pero también porque empezás a darte cuenta de que estás completamente a mi merced. Me excito terriblemente viendo cómo se van imprimiendo en tus nalgas -más delicadas de lo que me imgainaba; es obvio que nadie te había hecho esto. ¡Me encanta ser la primera!- las huellas de mis dedos, y cómo aparecen los primeros moretones. Mientras tanto, te explico,por si no te habías dado cuenta, que una mujer tan bella y distinguida como yo no tiene por qué soportar que sus chiquitos le desobedezcan, así que es mejor que te domine completamente cuanto antes, para poder empezar a darte órdenes lo más pronto posible.

Pasan unos cuarenta minutos yno me canso de nalguearte ni de hablarte de tus deberes, pero cuando veo que pasás de fingir que te resistís a mover la colita (roja como un tomate) excitado, y a restregar tu carita contra la mano que te mantiene prisionero de tu cabellera, como un gatito mimoso, sonrío satisfecha, te doy los últimos veinte chirlos con toda mi fuerza como para que NUNCA TE OLVIDES DE ESTA PALIZA, y luego te abrazo maternalmente y te doy unos besitos en la mejilla. "Creo que voy a parar por un ratito,mi chiquito. Vení a upa de tu mami". Y te siento en mi regazo, consciente de que para tu colita amoratada y ardiente debe ser una tortura; veo tu carita de dolor, y cómo aguantás para no quejarte, suspirando al borde del sollozo y se me derrite el corazón, mientras aspiro sensualmente una larga bocanada de humo de mi boquilla de platino negro. Y, como si nada, teclavo las uñas en la zona más lastimada de tu colita... Y estallás en llanto como un bebé.

Verte llorar me excita inmediatamente. "Mmmmhhh, pobre chiquito, te voy a hacer unos mimitos para que veas lo buena que es tu mami", te digo, y te vuelvo a aprisionar del pelo de la nuca y me lanzo a manosearte la pija y las bolas con un descaro y una sensualidad totales, al tiempo que te como la boca, con un chupón que no tiene nada de maternal, metiéndote la lengua hasta la garganta, mordiéndote brutallmente y llenándote de lápiz labial. Jadeás sin control por lo que te hago y tu pija se te pone más enorme y dura de lo que estaba, pero me las arreglo para que no acabes nunca, apretándote cada tanto con el dedito mayor en la base de tus bolas y sintiendo cómo se te acumula la leche. Una parte de mí se deleita al comprobar el absoluto control que tengo sobre tu excitación, y otra pierde el control salvajemente, ebria de sensualidad y dominio. No paro de besarte, arañarte y hacerte la paja y estás totalmente indefenso, y TENGO que chequear lo sometido que te tengo, así que entre besos y besos te susurro "Ya sabés quién manda, ¿no, putito?", "¡S-sí, vos!", gemís atemorizado. "¿Vas a hacer todo lo que yo te digo?", "¡Sí!", "Porque soy tu Reina", "¡Si, sí!", y llorás divinamente, para demostrarme el miedo que me tenés. Tengo un orgasmo delicioso e intenso, pero eso no me detiene y continúo aprovechándome de vos. "Ay, hoy vi un tapado de visón divino, quiero que me lo compres", "¡Sí, todo para vos! ¡Todo!", "No me importa si es muy caro para vos... Me lo tenés que comprar o me voy a enojar mucho", "¡No! ¡No! ¡Por favor!", "Mmmmhhh,así me gusta, que seas un chiquito obediente", te susurro mientras mis dedos enguantados juegan con tus bolas y tu pija, y aspiro el humo de mi boquilla con una cara de puta que termina de volverte loco. Suelto el humo en tu cara antes de volver a comerte la boca y sigo: "Ah, y si te digo que traigas a tu mami para que sea mi sirvienta lo vas a hacer, ¿no?" Asentís, llorando; como quiero que esta fantasía perversa te sea lo más real y atormentadora posible, te zamarreo la carita del pelo -sin dejar de manosearte- y te insisto. "¡Mirá que si no me hacés caso no me vas a ver más!". La sola idea te hace estallar en lágrimas y sonrío muy satisfecha de misma. "Divino, mi tesoro, a ella también la voy a manosear tanto que a los dos días la voy a tener de rodillas y comiendo de mi mano, y te voy a obligar a que mires cómo la domino... ¿qué te parece?", "B-bien", sollozás. Por un segundo me pregunto si no habré ido demasiado lejos...Y enseguida me olvido de eso y me dedico a seguir torturándote, tocarte, llenarte de rouge, fumar y gozar de mi sensualidad irresistible y mis guantes de cuero. Soy la mujer más bella y sexy del mundo, soy increíblemente malvada, vanidosa y dominante y adoro serlo.

Una hora después de atormentarte, en algún momento acabamos juntos, pero te arrojo al piso precavida, para que no me encucies los guantes con tulechita... Me acurruco contra mi visón ronroneando, y te clavo mis tacos altos en la carita, y te obligo a chupármelos, metiéndotelos adentro de la boca para que queden bien lustraditos, mientras te sonrío con ternura desde mi posición superior. Me adormezco satisfecha, sintiendo tu adoración y tu sumisión nuevecita, y pensando en lo dulce que es la vida... Para mí, claro.