Wednesday, May 21, 2014

Top Ten

Nº 1: Lady Spanker manosea con su mano enguantada la entrepierna de un jovencito indefenso y notoriamente más pequeño que ella, mientras lo nalguea con una notoria expresión de fastidio. La indiferencia y el escaso esfuerzo con que mantiene dominado a su víctima la colocan en un lugar increíblemente superior. Su sexy vestimenta (vestido corto de cuero, guantes largos y peinado alto) hace imposible al prisionero dejar de mirarla y adorarla, mientras el perfume de su exquisita piel, su maquillaje y su cigarrillo lo embriagan por completo.


Nº 2: En el clímax de su Dominación, Lady Spanker posa distinguidamente en su trono para un único público, su absoluto esclavo, en actitud altiva, con el atuendo más extremo y fetichista imaginable, un peinado imposible, tacos de vértigo y su larga boquilla en alto, y con su dedo enguantado le ordena lamer sus altísimas botas, mimo que la hará llegar a mil orgasmos. Si pudiera, la Justiciera en Cuero congelaría al mundo en este segundo, donde Ella sólo se exhibe, manda y domina y el resto (un adorador, solo, desesperado y sin más voluntad que complacerla) se somete a su capricho.

Nº 3: Lady Spanker se entrega al amor y el placer a su manera en el interior de su Mercedes, ataviada lujosamente en cuero y pieles (estableciendo de paso la inmensa diferencia de clase, riqueza y poder que la separa de su sencillo esclavo), masturbando descaradamente a su sumiso amante al tiempo que lo besa en la boca, enloqueciéndolo completamente. Poseída por la lujuria le ordenará a su chofer que continúe manejando toda la noche, donde se entregará a sus prácticas favoritas, desde el sexo más salvaje a la más fría y cruel Dominación.

Nº 4: Ya en la intimidad, la alta y distinguida Lady Spanker besa salvajemente a su amante, tan pequeño e insignificante que debe torcer el cuello para alcanzar la exquisita boca de la Bella Dominadora. Al mismo tiempo lo manosea hábilmente con su mano enguantada por sobre el calzoncillo y frota su miembro contra su hermoso muslo. Su bella sirvienta (anteriormente la novia del joven) se encarga de que no olvide que su obligación es sufrir y ser atormentado a manos de su Reina, azotándolo con una fusta a su costado. Cuando se canse de franelear con él, Lady Spanker tomará la fusta y descargará su furia personalmente sobre el pequeño y por supuesto sobre su sirvienta.

Nº 5: En esta imagen vemos a la Bella Dominadora con el rostro crispado y salvaje, el pelo rubio y suelto, botas y guantes, tirando del pelo a su indefenso esclavo y apretándolo entre sus esculturales piernas. El cinturón arrebatado al pobre amante algunos minutos antes en medio de apasionados besos y caricias sirve ahora de látigo, descargado sin el menor control sobre su rostro, mientras sus afilados tacos se clavan en sus nalgas. El motivo de este castigo es haber cometido un error en la compra del visón que Lady Spanker le ordenara regalarle (error inexistente, por supuesto, pero improvisado imaginativamente por nuestra heroína).

Nº 6: Las sublimes caricias con que Lady Spanker atormenta a sus esclavos no se limitan a su sexo: Aquí la vemos manoseando amorosamente el trasero de un pequeño amante, caricia enloquecedora y humillante a la vez, al punto que el jovencito no se atreve a asomar el rostro de entre los bellísimos senos de su Dueña. Abusando de su poder y su altura, la Cruel Condesa se relame con la forma y textura del tierno trasero del pequeño, y en los inminentes fustazos y nalgadas que descargará sobre él hasta que no quede un milímetro que no esté cubierto de marcas y moretones. Su risa encantadora y distinguida resuena en el eco de su palacio.

Nº 7: Enfurecida por saberse rodeada de seres inferiores, Lady Spanker pisotea cruelmente a su último amante contra el suelo, para recordarle que su lugar está bajo sus afilados y altísimos tacos, que debe agradecer el privilegio de besarlos y lamerlos si ella se lo permite, y que, si así lo desea, Ella puede atravesar su cuello y matarlo con toda justicia. Mientras tanto, lo regaña y lo humilla hasta hacerlo estallar en llanto como un niño pequeño, cosa que por fin la complace (de hecho la hace llegar a un exquisito orgasmo) y la impulsa a perdonarle generosamente la vida.

Nº 8: Lady Spanker sabe que para mantener a sus amantes bajo su Dominio debe educarlos diariamente en mantener su lugar de natural obediencia e inferioridad. Para ello no vacila en castigarlos de la forma más humillante e infantil, atrayéndolos hacia su Trono con un mohín sensual, colocándolos a la fuerza sobre su amoroso regazo (impidiendo sus desesperados intentos de escape sin el menor esfuerzo, gracias a su innegable superioridad física), dándoles chirlos durante horas con una expresión de imperturbable fastidio, mientras se relame lujuriosamente ante el enrojecimiento progresivo de sus nalgas, la aparición de los primeros moretones y el brote de los primeros surcos de sangre. De vez en cuando se detiene para ajustarse los guantes, retocarse el maquillaje o jugar con los testículos y el perineo del prisionero hasta llevarlo a los límites de la locura, para volver a empezar sin señales de cansarse.

Nº 9: Envuelta en su exquisito visón y embriagada por su propia belleza y Poder, Lady Spanker no presta la menor atención al miedo y la fútil resistencia de la muchachita con la que se ha encaprichado. Por experiencia sabe que ese miedo enmascara la sublime admiración que su sirvienta siente por Ella, y que no tardará en transformarse en un insoportable Deseo. Sus hábiles manos enguantadas están a punto de introducirse en el virginal sexo de la jovencita para llevarla a un infierno de placer, gemidos y escalofríos provocados por los gélidos diamantes que cubren sus dedos. Cuando termine, la mucamita estará más allá de todo sometimiento, incapaz de quitarle ojos de adoración a su Ama por un segundo; mientras tanto, la Bella Dominadora se divierte locamente -y llena de ternura- con los débiles intentos de fuga de la niña (que, por supuesto, no quedarán sin su justo y cruel castigo).

Nº 10: Vemos a Lady Spanker gozándose en uno de los mejores momentos del día: Cuando se calza y se ajusta sus largos guantes de cuero negro por arriba del codo. La visión de sus hermosas y crueles manos enfundándose en el suave cuero, volviéndolas aún más distinguidas y amenazadoras, mientras su aroma inunda la habitación la embriaga completamente de lujuria y Poder. Su sirvienta, que ha debido esperarla todo el día, viviendo el tomento de no estar junto a su Reina, la observa casi hipnóticamente, con una mezcla de Amor por su perfección y sensualidad y miedo por la inminente sesión de dolor y abusos que siguen siempre a este sexy ritual.

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