Wednesday, May 28, 2014

Top Twenty



Nº 11: Aunque el reino de Lady Spanker es la noche y el misterio, a veces le gusta ejercer su Dominio y Tormento al aire libre. Esta vez ha salido temprano de paseo con su sobrino, aunque sin abandonar por supuesto sus exquisitos guantes de cuero, con los que procede a provocarlo y seducirlo. A medida que el sol caiga, por supuesto, sus caricias se volverán más violentas, su actitud más altiva y perversa, su crueldad más desatada y excitante, hasta someter al jovencito a la degradación completa que Ella merece. Será un largo día para el inocente amante, que pasará de no poder creer la suerte que tiene a convertirse en un esclavo absoluto, enamorado hasta la locura, sufriente hasta la agonía, sin posibilidad de libertad ni salvación.


Nº 12: Vemos en esta bella imagen el resultado final del esforzado trabajo de Lady Spanker. Nada queda del jovial y confidente chico de la mañana. Ahora es sólo una máquina de humillación y adoración, desesperado por besar los pies de su Ama y rogarle por sus azotes, que Ella administrará a su capricho, siempre buscando la forma de hacer sufrir más intensamente a su víctima y demostrándole el más infinito fastidio. Fastidio completamente justificado, ya que NADA ni NADIE puede satisfacer o siquiera achicar la diferencia entre Su inalcanzable superioridad  y el resto de los mortales; y la única forma de equilibrar esta diferencia es dominar, atormentar, lastimar y destruir a todas y cada una de las criaturas que tienen la suerte de vivir en el mismo mundo que Ella. El jovencito agradece la oportunidad de ser el instrumento de este acto de justicia.


Nº 13: Un momento intimo y enternecedor en la vida diaria de la Bella Dominadora. Mientras se maquilla, embellece y adorna para salir de caza, ajustándose los largos guantes con los que atrapará a su próxima víctima, su sirvienta la asiste y acaricia amorosamente, y le susurra palabras de admiración que Lady Spanker acepta con coquetería, conmovida por la infinita sumisión de la niña. La mucamita crece en su excitación a medida que contempla a su Dueña pintarse los labios, acomodarse los senos sobre el corset, construir su extravagante peinado. Lady Spanker realiza esta tarea lenta y morosamente, durante horas, contemplándose al espejo infinitamente enamorada de Ella misma, y mientras hace una pausa y aspira el humo de su boquilla lanza una mirada altiva y provocadora a su esclava a través del reflejo, dándole a entender que en un rato se encargará de hundirla en los peores sufrimientos. La frágil muchachita siente un escalofrío, paralizada por el terror y también por las oleadas de amor que la invaden.

Nº 14: Con su susurrante voz algo crispada, pero sin perder un ápice de su aristocrática distinción, Lady Spanker hiere el corazón de su sirvienta: "No puedo creer lo ESTÚPIDA que eres, mi cielo". La torpe muchacha ha derramado una gota de perfume de más en el voluptuoso escote de su reina. Rápida como el rayo, la ágil Dominadora se incorpora para darle su merecido castigo y la muchacha, en un rapto de miedo, amaga con escapar, encendiendo el espíritu predador de su Dueña, que la aprisiona sin grandes esfuerzos torciéndole el brazo hasta la agonía. Vemos en esta imagen a los torneados músculos de Lady Spanker en acción, su elasticidad de gata, su pecho palpitante de emoción maniatando sin piedad a la niña, para disponer de ella sin problemas. Esta intenta distraerla: "C-creía que se dirigía a su Boda, Lady Spanker... ¡No cree que su novio..?" "¡QUE ESPERE! ¡Esto es más importante!" Lady Spanker acerca sus labios pintados de rojo a la mucamita, respirando agitadamente, con los ojos entrecerrados y lanzando chispas de crueldad, y con una sonrisa malévola ronronea: "Estoy MUY ENOJADA y QUIERO LASTIMARTE". La sirvienta termina de caer en la cuenta de su inminente destino y se estremece entre temblores y el rostro rojo de excitación. 

Nº 15: Hace días que la Justiciera en Cuero echa miradas de perverso deseo a una de sus mucamas, anunciándole sutilmente la que le espera; cuando la encuentra en un pasillo, la mira de arriba a abajo con descaro y una sonrisa maliciosa y altiva, dándole a entender que en cualquier momento (y con el derecho que la da su superioridad de clase y riqueza), hay algo que obtendrá de ella, lo quiera o no. La insignificante niña escapa de estas situaciones muy asustada y con sentimientos que no alcanza a comprender pero que la hacen ruborizar. Por fin, hoy ha aprovechado un ínfimo error de la muchacha para regañarla y anunciarle su merecido castigo. Regodeándose ante el llanto desconsolado y asustado de su indefensa sirvienta, Lady Spanker procede a desnudarla y atarla cruelmente, apretando los nudos de la cuerda hasta dejarle roja la piel. Vemos en el rostro de Lady Spanker una mezcla de fría cólera y calentura, saboreando con intensidad cada segundo, cada beso, cada nalgada, la textura de los senos de la niña en su mano enguantada. Aunque sospechamos que esto es el Paraíso para la sirvienta, es imposible saberlo con certeza, pero sí sabemos que Lady Spanker lo está pasando maravillosamente, que a fin de cuentas es lo único que importa.

Nº 16: En el clímax de su maldad, Lady Spanker se monta sobre su amante y, dueña de una envidiable elasticidad, procede a meterle -sin la menor consideración- uno de sus afilados y exquisitos tacos altos en la boca, adentro-afuera, adentro-afuera, adentro-afuera, mientras lo conmina a que quede perfectamente lustrado "o me enfadaré MUCHÍSIMO, cariño". El pobre y atemorizado adorador lagrimea de dolor y éxtasis, sin ofrecer la menor queja ni resistencia, pensando en la recompensa que Lady Spanker tiene para él, y que seguramente consista en una interminable sesión de nalgadas sobre Su Divino Regazo. Mientras tanto, Lady Spanker se limita a pensar en lo DIVINOS que quedarán los tacos de sus botas, y a sonreír malévolamente al contemplar el dolor y el sufrimiento de su indefenso esclavo.

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