Monday, June 09, 2008

El orfanato de Lady Spanker (parte 1)



Ayudame, mi amor... -dijo la increìblemente sexy Lady Spanker a Bruno, uno de los muchachitos que habitaba en el Orfanato Spanker para Chiquitos Indefensos, fundación benéfica que habìa obligado a su ùltimo marido a comprarle antes de hacerle perder completamente la razón con sus enloquecedores juegos de dominación y placer - Necesito que me ates la parte de atrás del vestido...

Mientras lady Spanker aspiraba voluptuosamente el humo de su boquilla, admirándose frente al enorme espejo ovalado que le devolvía su increìble figura, el muchachito se vio en figurillas para ajustar la complicada red de cordones que ajustaba el largo y ceñido vestido de cuero negro de su Madre Adoptiva, tarea cuanto más complicada debido a la creciente excitación que sentìa ante la cercanìa del cuerpo escultural de Lady Spanker. La bella benefactora sonrió para sí, sabiendo el aprieto en que se encontraba su protegido, pero en lugar de confortarlo prefiriò aprovecharse de la situación, humillando y torturando mentalmente al chico por su torpeza, retándolo cruelmente y amenazándolo con llamar a otro compañero para la tarea y no volver a hablar con él nunca más, amenaza que, como de habitual, surtió el doble efecto esperado por la justiciera en cuero: un llanto desconsolado del pobre huérfano y sus órdenes cumplidas de inmediato.

Lady Spanker se deleitó unos minutos con su imagen divina y luego tornó hacia el muchachito mientras se ajustaba voluptuosamente sus largos guantes de cuero negro que le llegaban casi hasta los hombros, y lo penetró insolentemente con su mirada sensual. La visión de las enormes tetas de Lady Spanker que a duras penas se mantenìan dentro del atrevido escote, sus curvas de vértigo ceñidas por el sensual y perfumado cuero, sus felinas manos enguantadas y enjoyadas y por fin el rostro cruel, perfrecto y maquillado de su Madre terminaron por volver loco al chico, que volvió a estallar en llanto de miedo, amor y gozo, mientras una enorme erección deformaba sus pantalones... La Justiciera en cuero se relamió, jadeante, al ver la mezcla de indefensión y masculinidad de su chiquito, y perversas ideas acudieron afiebradamente a su cabeza, mientras éste, derrotado por la increíble superioridad de la mujer, caía de rodillas llorando y comenzó a besarle las altísimas botas.

¡No tan rápido, mi tesoro! -regañó duramente al muchacho la hermosísima mujer, tomándolo de los cabellos obligarlo a mirarla- No puedo creer que te excites frente a mí... ¡Frente a tu propia Madre! ¿ACASO NO TE DA VERGÜENZA?

El pobre chico se sintió embargado por la culpa al ver cómo había disgustado a su madre y estalló en llanto por tercera vez. La preciosa mano enguantada de Lady Spanker le do vuelta la cara de una bofetada.

-¡Con lágrimas no arreglamos nada, mi chiquito! -regañó una vez más a su pequeño la bella dominadora, sin disimular una sonrisa cruel (y sin tener el menor deseo de que Bruno dejara de llorar). La única forma de curarte de esta perversa obsesión, mi cielo, es DÁNDOTE LA PALIZA DE TU VIDA!


Así que, luego de arrancarle la ropa hasta dejarlo como vino al mundo, volvió a arrojarlo al piso con crueldad obligándolo aquedarse en cuatro patas como un perro, lo inmovilizó con uno de sus tacos altísimos y afilados, se ajustó los guantes una vez más ante la mirada suplicante, atemorizada y enamorada de su pequeño entenado y desató una despiadada lluvia de azotes sobre el chico durante aproximadamente una hora, deleiáàndose con sus gritos y ruegos de dolor, hasta que la colita blanca y tierna quedó surcada de moretones y sangre.

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